Dormí bajo la lluvia
en el rincón de una banca
del parque más lejano
absorto por la inmundicia
de las mentiras diáfanas
resistiendo las despiadadas
lecciones
que siempre regala la vida
y entre el humo de las fabricas
a los ojos de la luna
recorrí uno a uno
todos los arrabales infectos
buscando sediento consejo
para lacrar hondas heridas
de mi corazón emancipado
jardín de las flores del mal
que adornan mi cabeza
llena de odio, a veces vergüenza
resonando los regaños de papá
cuyo nombre ya no recuerdo
por las promesas que se han diluido
como agua por la coladera
de mi alma ahora vacía
que vaga con amor desdeñado
tirado al frío vacío
donde la muerte es la única
enamorada
endulzando mi oído
a las palabras condenadas:
¡eres un maldito!
un fugaz proscrito
naufrago de los sueños
desterrado al insondable pozo
donde el sol nunca se asoma
cuerpo desnudo
ecos sin respuesta
ese limbo perverso
que tiene a la soledad
por señera compañía
que se ríe al oír la broma
en que se ha convertido
mi andar desolado
que me hunde, intenta ahogarme
sin que nadie escuche
pero si Dante cruzó
el tormentoso averno
por su Beatriz amada
y si Fausto se volvió
sabio después de engañar
al diablo en figura
así yo también he de cruzar
este infierno con agallas
para engañar a mi mente oscura
y escalar paso a paso
este foso de la demencia
en busca de la luz ansiada
y recordar por siempre este viaje
como si soló hubieran sido
las lágrimas de un mal día.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario